MIAMI.- En medio del desierto californiano, donde los focos iluminan a dioses del pop y las cámaras buscan la extravagancia como señal de éxito, algo diferente ocurrió este 2025. No fue el brillo del neón ni la pirotecnia. Fue un tambor amazónico, una guayabera bordada a mano, un patrón ancestral que, sin gritar, dijo más que mil estilismos de pasarela.
Los Mirlos, leyenda viva de la cumbia peruana, subieron al escenario de Coachella envueltos en arte. Pero esta vez, su música no fue la única protagonista. Los acompañaban las manos de madres artesanas de Cantagallo, el pulso firme del arte kené y la mirada valiente de una diseñadora que decidió mirar al pasado para vestir el futuro: Alessandra Durand, creadora de la marca de lujo ético Kené Kaya.
Desde su taller en Lima hasta el oasis fashionista de California, Alessandra Durand tejió un puente entre mundos. No uno de telas cualquiera, sino uno cargado de memoria, resistencia y belleza indígena. Y es que su trabajo no es solo moda, es identidad.
Mientras otras figuras del festival desfilaban con trajes firmados por casas como Mugler, Chloé o Dolce & Gabbana, Los Mirlos se plantaron con una propuesta que desentonaba gloriosamente: chaquetas setenteras teñidas con saberes amazónicos, camisas dibujadas con tinta natural y simbolismos invisibles que hablaban en kené, el lenguaje gráfico de los Shipibo-Konibo.
El vestuario fue confeccionado por la Asociación de Madres Artesanas Shinan Imabo, declarada Patrimonio Cultural de la Nación. Junto a ellas, Alessandra Durand no solo diseñó ropa: diseñó un manifiesto. “La alta costura también puede nacer en Cantagallo”, dijo. Y tenía razón. Aquellas piezas no necesitaban un logo, porque llevaban bordada una historia.
El proceso completo -desde los primeros bocetos hasta el último hilo bordado- fue registrado en un minidocumental íntimo y poderoso. Filmado entre Cantagallo y el hogar-museo del maestro Jorge Rodríguez, fundador de la asociación, el corto retrata cómo los trajes viajaron miles de kilómetros para subir a uno de los escenarios más icónicos del planeta. No en silencio, sino cantando.
El proyecto no solo vistió a una banda: vistió una causa, una comunidad, y una cultura. Y demostró que la moda no tiene por qué desvincularse de la raíz, ni el lujo divorciarse del alma.
Kené Kaya, bajo la dirección creativa de Alessandra Durand, nos recuerda que aún hay espacio para lo sagrado en la industria del espectáculo. Y que en un mundo sediento de originalidad, la autenticidad puede ser el trazo más revolucionario.
Si desea saber más del trabajo de Alessandra Durand, visite los perfiles en Instagram @aletheartivist o @shopkenekaya.