El gentío se pregunta, no entiende, le resulta inexplicable que el desgobierno forajido, en lugar de suspender las torturas, los desaparecidos, los fraudes electorales, el saqueo continuado y sin solución de continuidad del Patrimonio Público, los asesinatos de sus sicarios, en general, las perpetraciones que condujeron a las sanciones petroleras que le ha impuesto días atrás la ceñuda OFAC de EEUU, se haya limitado a frotarse las manos.
Lo que ocurre con las personas que se ganan el pan con el sudor de sus frentes es que viven en Clave de Civilidad. Pero para que las acciones y omisiones de los protagonistas de la llamada RoboLución resulten comprensibles, hay que proceder como el pianista que se sienta frente a su instrumento, vale decir, acudir al necesario solfeo.
El primer pentagrama de arriba hacia abajo suele estar en clave de Sol, mientras que el segundo pentagrama suele estar en clave de Fa. Una nota escrita en la primera línea del primer pentagrama significa Fa, mientras que una nota escrita en la primera línea del segundo pentagrama significa La y, por tanto, con sonido en lo absoluto diferente.
Para quienes trabajamos para vivir, las mencionadas sanciones son lamentables, funestas, injustas, sobre todo inexplicables, porque equivalen a escasez, hambre, inflación, penurias, más empobrecimiento para el pueblo de Venezuela, más allá de que hay quienes creen que la supuesta reposición de la libertad y la democracia venezolana dependen de semejante sacrificio.
Pero la llamada Revolución Bolivariana tiene su propio ethos: vive para robar y roba para vivir. Por consiguiente, sus integrantes más conspicuos tienen una lectura o razón de ser diferente a quienes, extrapolando el lenguaje musical, pensamos en Clave de Civilidad.
Cuando los barriles de petróleo venezolano los extraía y exportaba Chevron, existía menos ocasión para robar el producto de su venta, porque tal empresa del vituperado Imperialismo, con todo lo malo que se le pueda achacar, hacía las anotaciones contables correspondientes e ingresaba los dólares de tales operaciones en la Tesorería del Gobierno de Venezuela.
Por el contrario, al venderles Pdvsa su bitumen, a causa de las referidas sanciones a los lavadores internacionales de dinero sucio, nadie sabe cuánto corresponde a la Tesorería Pública y cuánto le ha tocado al respectivo lavador. Vaya usted a pedirle a este último que le muestre sus libros contables para averiguarlo a ver qué le responde. Así estuvo ocurriendo mientras el intermediario o lavador era el galán de una alta funcionaria de la RoboLución. La referida dama quizás ha cambiado de galán, pero carece de razones para haber cambiado de procedimiento.
Sentado lo anterior queda claro, que lo que para quien opere en Clave Civil es bueno, para un revolucionario es malo y viceversa.
Si usted es uno de los que tampoco entiende el ridículo de haber dejado escapar a cinco venezolanos después de secuestrarlos y haberlos sometido a condiciones infrahumanas a lo largo de 14 meses en la antigua sede de la embajada argentina, tampoco entenderá el apresamiento y desaparición forzada de la bióloga e investigadora científica Catalina Ramos, ni las elecciones consideradas fraudulentas, urbi et orbi, del pasado 25 de mayo, ni las más de mil víctimas de la represión, entre presos políticos y desaparecidos.
En consecuencia, apreciado lector:
¿Va a seguir pensando en Clave de Civilidad?
Para salir de los desgobernantes forajidos hay que pensar en la misma clave en que actúan estos.
¡Música, maestro, Edmundo González Urrutia!
@omarestacio